sábado, 3 de enero de 2009

De escupir y otras yerbas





Yo traía en mis manos un cucurucho de papel con semillas de girasol, producto vegetal de infinitas cualidades y de gran utilidad que se puede comer de dos maneras: tomar una a una las semillas entre los dedos, pelarla suavemente e ingerir la semilla. Esta es la opción que sirve para hacer tiempo. La otra implica colocar la semilla de canto entre los dientes. Al apretar, la cáscara se parte y libera el contenido comestible. La cáscara entonces se escupe, lo cual, si bien puede parecer inapropiado en un salón urbano, tiene grandes ventajas en el campo. Porque sólo la gente ignorante cree que quien escupe lo hace por mal educado. Si se tiene en cuenta la variedad de ángulos en que le es dado al hombre escupir, se comprenderá que quien escupe al piso no carece de educación y continencia. Y si se observa la condición socioeconómica de quienes escupen en público, se comprenderá que a lo que escupen entonces es al mundo, o al mundo tal como les es dado. Es un gesto, tal vez un poco escueto, de rebeldía. El último refugio de la dignidad. Desde hace siglos ese código secreto es compartido por todos los que escupen, incluso por los que escupen cáscaras de semillas de girasol. Porque lo que verdaderamente importa es el gesto de escupir. Salvo para los pocos que sólo reciben caricias del orbe, escupir el suelo, que es escupir el mundo, es uno de los pequeños grandes placeres de este mundo.




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10 comentarios:

Claudel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

yo nos recuerdo, pasándonos por los hoyos de las paredes de nuestro bien amado Bellas Artes,.....las bolcitas de pipas, debe ser el tráfico más inocente que hayamos concretado hasta ahora.
Genial, que no haya caído en el olvido, great la metáfora.
adore té


(mierda!!! estos recuerdos son un camino de ida!!!!puedo seguir??)

Campeón dijo...

Mira puede ser todo real o irreal, puede que sea un efecto de comunión entre las personas, pero odio el girasol y no se por que... besos dian

L

viajeros dijo...

me hizo acordar a varios carteles que vi en algunos bares (generalmente antiguos), muuuy ridiculos en los cuales dice : "se prohibe escupir el suelo" siempre me dieron mucha risa, justamente por el grado de importancia, y el tono de gravedad que se le da. escupir el mundo me resultaba tan placentero que solia morder el palito del chupetin luego de comerlo e ir escupiendo los trozitos. jaja

si.. el sueño... muy lindo. increible la diana de ese sueño, la fortaleza! jaja
si te hubieras visto, mira! igualita a la real! jjjjj beso beso

Anónimo dijo...

cool blog

AlmereydA dijo...

una amiga me dijo una vez que notó que se había ganado mi confianza el día que por primera vez escupí al suelo delante de ella.
Más allá de eso, las pipas (o como decimos nosotros las semillitas) son otra de esas costumbres alimenticias que nunca llegué a comprender. ahora has echado luz sobre este misterio y me caen mucho más simpáticas que antes. en una de esas cuando pase por lo de Fabio me compro una bolsita.
Saludos camarada y camaradas.

Trampa dijo...

hola querida! arreglemos para ver si sale algo, yo estoy por san cristobal, escribime y combinamos. Besos!!!

Anónimo dijo...

I think I come to the right place, because for a long time do not see such a good thing the!

nastenka dijo...

me gustó mucho tu idea.
aunque creo que además de escupir el mundo con desprecio, la saliva sobre la cáscara de la pipa tendría que albergar, al menos como intensión, un mundo diferente.


saludos.

Claudel dijo...

ey
Na! claro que tiene usted razòn.quien eres?